DÍA 1: LLegar al destino deseado cuesta...

Miércoles 4 de Julio, 9:30 de la mañana, aeropuerto de Barajas.
Ahí estábamos todas plantadas con unos nervios que no nos dejaban parar de hablar y con unas maletas enormes, para no variar... La despedida fue preciosa, creo que para todas, con nuestros familiares, novios y amigos, como Juanma y Nati que nos dieron todo su apoyo y un cartel genial que, por supuesto, nos trajimos (mil gracias, cielotes). Y si alguna no teníamos a nadie porque no habían podido venir, daba igual, ahí se respiraba un cariño enorme... Pero ya nos fuimos, con un Provincial a la cabeza, o mejor dicho, con nuestro Chema por delante, nerviosísimo perdido aunque diga que no, y todas con una sensación muy extraña de... "¿pero es en serio, ya me voy?".

Tras un rato de espera, nuestro avión despegó a las 13h, después de que conseguimos sentarnos de dos en dos pidiéndoselo muy agradablemente a unos cuantos pasajeros. Muchos ya lo sabréis, pero para los que no, es un viaje larguísimo... Son 12 horas y llega un momento que ya no sabes qué hacer para distraerte, aunque siendo sincera eso solo le paso a alguna que otra, porque la gran mayoría pudo dormirse bastante tiempo... así que su vuelo no fue tan duro.

Llegamos al aeropuerto de Lima, Perú, a la 1 de la mañana (hora española) y ahí teníamos por delante una escala de 5 horas. Al principio muy animadas por haber terminado el viaje más largo, pero esas horas acabaron con nosotras y ya estábamos esperando al siguiente avión tumbadas en cualquier butaca..
Cogimos el siguiente vuelo que duró dos horas y por fin llegamos a La Paz, ¡¡por fin!! Pero era raro... Teníamos todas la sonrisa en la cara y los ojos rojos del cansancio... Cogimos nuestras maletas (menos mal que estaban todas...) y, cuando ya estábamos casi en la salida, a tres de nosotros nos abrieron el equipaje. Vaya... que tenemos pinta de llevar algo raro.. ah, no! tenemos pinta de llevar embutido del bueno! Pues así fue, nos encontraron unos cuantos trozos de jamon, lomito y chorizo pero al final se consiguió hacer un trato para que nos devolvieran la mayoría. ¿El trato? Que se quedaban ellos con los dos trozos de jamón...
Y a la salida, en el aeropuerto de La Paz situado en el Alto, nos estaba esperando el grande y genial Sevi, arropándonos a todas y diciéndonos: ¡Pero cuánto tardáis!, pero con su sonrisa y su abrazo siempre caluroso. También estaba Pedro, un pasionista boliviano que será un apoyo más en este viaje. Un sol, como todos estos que llevan al pecho un corazón y una cruz. Yo creo que hacen casting, ¿eh?

Llegamos a casita por fin... Aunque ya nos dimos cuenta en el camino a casa que subir a El Alto todos los días iba a ser algo duro: todo el camino estaba lleno de curvas impresionantes y baches que había que pasar de lado. Pero en fin, lo importante es que habíamos llegado a casa. Eran las 9 de la mañana hora española, y las 3 de la mañana aquí en La Paz (en España hay 6 horas más). Pedro, tan amable, nos preparó nuestra primera infusión de coca para el mal de altura, por si acaso, y a la camita... Y, la verdad que tan tranquilas, porque nos habían preparado una cama a cada una con nuestra duchita y todo estaba fantástico. ¡Incluso nuestro nombre en cada puerta! Así da gusto llegar a nuestra nueva casa...

Nos llenamos de besos y abrazos entre todas por ser nuestra primera noche aquí, y a dormir unos horas, que nuestra aventura de voluntariado, ya ha empezado...
¡Hasta mañana!